El castaño (Castanea sativa Mill. o también Fagus castanea L.) es el segundo árbol más abundante en Barrado. Es un árbol muy corpulento, de hoja caduca, con una copa amplia y redondeada, que puede alcanzar hasta 20 o 30 metros de altura. Tiene un tronco muy grueso y corto los cultivados, más esbelto y con menos ramas en los silvestres.
La corteza es parda o gris, está profundamente resquebrajada, pero es casi lisa y algo verdosa en las ramas y el tronco de los arbolitos jóvenes. Tiene las hojas muy grandes, con forma lancelolada y el borde serrado, miden de 10 a 25 cm de largo por unos 3 a 7 de ancho.
Las flores nacen en largas espigas erguidas que brotan de la axila de las hojas; éstas son muy estrechas, amarillentas e interrumpidas. Casi todo el amento está ocupado por grupitos de flores masculinas. Son flores muy olorosas y que son polinizadas por insectos. Florece entre mayo y junio. Las castañas maduran en octubre y a veces en noviembre o septiembre.
Se cría desde el nivel del mar en el norte hasta los 1800 metros en las montañas andaluzas, siempre en los suelos que carecen de cal (terrenos silíceos) o también en los calizos pero muy lavados; prefiere los suelos frescos, sueltos y profundos y un clima algo húmedo, sin fuertes sequías estivales ni grandes heladas invernales, perjudicándole especialmente las tardías; le van muy bien las laderas de montaña algo frescas y umbrosas pero calientes en verano, cuando se forman sus frutos.
Habita en el contorno de la región mediterránea, Islas Canarias, etc. Antiguamente se considera introducida en la Península Ibérica, pero ahora conocemos registros de polen que demuestran la presencia del castaño en la Península desde al menos el Pleistoceno. Procede al parecer del Mediterráneo oriental: de los Balcanes, Asia Menor y el Cáucaso. Es frecuente en el norte, en Cataluña, en las montañas del centro y occidente (León, Zamora, Salamanca, Extremadura, Ávila, etc.) y también en Andalucía; sin embargo, escasea hacia el este y sudeste, debido al predominio de terrenos calizos y el clima más seco.
Las castañas son muy nutritivas, contienen hasta un 40% de hidratos de carbono en forma de almidón, 25% de grasas y algunas proteínas. Son comestibles y muy apreciadas, especialmente asadas; antiguamente, sobre todo en épocas de escasez, llegaron a ser la fuente principal de hidratos de carbono en la alimentación humana.
Casi todos los órganos del castaño son ricos en taninos, por lo que se ha empleado la corteza, hojas, leño, cáscara de las castañas, etc., para curtir las pieles y en medicina popular para detener toda clase de flujos, como en el tratamiento para la diarrea; se emplea el cocimiento de la corteza y a veces de las hojas , que sire también para tratar las inflamaciones de la garganta y para asentar los dientes, en forma de gargarismos. En la actualidad hay algunos preparados farmacéuticos en los que se utiliza al castaño como expectorante, astringente, antidiarreico y antirreumático, para tratar las faringitis, bronquitis, tos irritativa, diarreas, etc.
La madera de castaño es una madera comercial de buena calidad, dura y pesada, aunque menos que la del roble, a la que se parece mucho; es de color marrón pálido con anillos de crecimiento bien marcados, elástica, muy duradera y fácil de trabajar; se utiliza para exteriores en forma de postes y estacas, para chapas de revestimiento, para fabricar duelas en tonelería y en carpintería; incluso, para algunos, las cubas o toneles hechos con madera de castaño son los mejores para el vino. Se emplea en nuestra zona en la cestería, de hecho la mayor parte de las cestas de cerezas se hacen con madera de castaño.
El castaño es un árbol de larga vida, hay ejemplares milenarios, de gran robustez y belleza, aunque no es frecuente como árbol ornamental. En Barrado tenemos algunos ejemplares muy viejos, grandes y monumentales, sobre todo en la Sierra. En Las Casas del Castañar, hay varios ejemplares que han sido declarados por la Junta de Extremadura como Árboles Singulares, son los castaños de Escondelobos, La Fuente y las Escobanachas. Están entre castaños más grandes de toda España. Otros de los castaños monumentales de Extremadura están en Casas del Monte, con los castaños del Temblar y los del Corbiche. El castaño más viejo de toda Extremadura es El Abuelo, cerca de Guadalupe.